Algunas personas piensan que al escribir sobre este tema se está escribiendo sobre una materia que debería permanecer en las periferias del conocimiento. Ellos creen que lo mejor es abordar el tema de manera breve sin darle demasiada importancia. Consideran que los beneficios de estos estudios son muy limitados, y que ser ignorante de estas realidades no es en absoluto perjudicial. Se limitan a decir: “ver para creer”. Sin embargo, ¿cuántas veces nos percatamos de cosas que no podemos ver pero que sí existen? Entre los musulmanes, el dogma de la creencia en los genios y los demonios a menudo se olvida, sin embargo, no es una cuestión irrelevante. Hoy en día los seres humanos gastan millones de dólares en la investigación para descubrir si hay alguna posibilidad de vida en planetas cercanos, siendo que con dicho capital se podrían desarrollar los países y acabar con la pobreza en los lugares más remotos del mundo. Los científicos invierten tiempo y recursos para hallar respuestas a esa inquietud. ¿Qué pasa con los seres que sabemos que coexisten con nosotros en nuestro planeta? Ellos habitan en nuestros hogares y comen y beben con nosotros, de hecho, afectan de cierta forma nuestros pensamientos y sentimientos e incluso nos impulsan a destruirnos a nosotros mismos y a derramar la sangre de otros. Debe prestarse especial atención a la importancia de los textos del Corán y los hadices auténticos a nuestra disposición, que no proporcionan conocimiento en esta materia. El conocimiento adecuado acerca de su existencia puede ayudarnos en la constante lucha para resistir su influencia. Asimismo, nos ayudará a cumplir con el objetivo de crear el vínculo eterno y la cercanía a Alá, el Compasivo, que todos buscamos.